Como cada año, con la llegada del verano, surgen las ganas de vernos y sentirnos mejor en
relación con nuestro cuerpo, si bien es una percepción que se está modificando en los
últimos años y ya existe una diversidad y aceptación positiva, aún aparecen recetas
mágicas, planes de entrenamiento que prometen resultados casi inmediatos y demás
soluciones que plantean el tema del estado físico en un contexto, incluso, ajeno a la salud
reduciéndolo a una cuestión estética.
Pero más allá de eso, el sobre peso trae consigo sus riesgos ya que, son muchos los
órganos y sistemas que pueden verse afectados, como por ejemplo, el cardíaco y el
respiratorio, el endócrino, el locomotor (músculos, huesos y articulaciones), además de ser
un claro agravante de otras enfermedades.
Preparar el cuerpo
La pregunta del millón es: ¿se puede, y conviene, perder peso corriendo? Sí y no. En la vida, en el deporte y en la salud, todo es relativo. Y la individualidad no permite un único juicio. Analicemos distintos casos.
Una persona que ya corre o realiza otras actividades físicas, que cuenta con una musculatura resistente, y no tiene un exceso de peso exagerado, sin dudas se beneficiará al sumar sesiones de running. Porque correr significa un gasto de energía grande. De todos modos, la cantidad de calorías consumidas varía mucho en función del peso corporal, la intensidad y duración, y el nivel físico. Cuanto más entrenado se está, más económico resulta llevar un ritmo determinado, es por esto que a una persona puede significarle una intensidad altísima mantener un ritmo de 5 minutos el kilómetro (y por consiguiente un mayor consumo calórico) y a otra, ese ritmo puede resultar un trote cómodo y económico energéticamente para su metabolismo.
Ahora bien, las calorías serán suministradas por distintas fuentes en relación a la intensidad y al tiempo de duración del ejercicio: cuanto menos intenso y más extenso, mayor será el aporte de las grasas, cuanto más intenso y corto; el del glucógeno (carbohidratos). Pero en líneas generales y a modo de ejemplo, una persona de 60 kilos trotando a una intensidad moderada, puede consumir entre 600 y 700 calorías en una hora. Y a mayor peso e intensidad, mayor será el consumo.
Antes de empezar
Una persona que nunca corrió, con escasa fuerza muscular, seguramente tenga que preparar el cuerpo para correr en lugar de pretender ponerse en forma corriendo.
Primero deberá incluir ejercicios de fuerza y actividades menos agresivas para las articulaciones como pueden ser caminar, andar en bici, nadar. Se deben reforzar los músculos, ligamentos y articulaciones para poder resistir el estrés que significa correr, especialmente en cuerpos no adaptados a la actividad. A medida que se vaya acercando al peso y constitución objetivos, se podrá comenzar a incluir tramos de trotes y/o carreras alternadas con segmentos de caminatas o trabajos en circuito combinando ejercicios de fuerza con carreras no muy extensas.
Otro punto a considerar para los que se inician es no dejarse ganar por la ansiedad y el deseo desenfrenado de resultados inmediatos. Cuanto menor sea nuestra condición física, más le costará al cuerpo recuperarse después de cada sesión, y por esto, no se debe exagerar con la frecuencia. Especialmente en los trabajos más intensos. Pasar de no hacer nada a entrenar todos los días o incluso dos veces al día, es coquetear con las lesiones y descompensaciones. Todo debe ser paulatino pero constante.
Y de entrenar a diario, será determinante alternar sesiones más intensas o extensas con otras más livianas a modo “regenerativas”, y siempre complementando con ejercicios de flexibilidad. Estas medidas son la clave para que el running resulte un excelente aliado en la búsqueda de una condición física para sentirse, estar, y verse mejor.
En ciertos casos, omitirlas puede desencadenar en malas experiencias que nos alejen por completo y para siempre de la actividad.
Tiempo y beneficios asegurados
¿Conclusión? Para alcanzar un cuerpo en forma y saludable es necesario respetar la individualidad, una progresión coherente en las cantidades, intensidades, y frecuencias de las sesiones de entrenamiento indistintamente al deporte o actividad elegidos, respetar los descansos adecuados, y llevar una alimentación saludable y equilibrada acorde a nuestros requerimientos.
Y todo esto no se logra en poco tiempo.
Sin dudas, el running abordado adecuadamente y con los recaudos necesarios, es una de las mejores herramientas que tenemos a nuestro alcance para este propósito. Las estadísticas cuentan que la mayoría de los que empiezan, se enamoran de correr y difícilmente abandonan. De esta forma los corredores muchas veces quedan atrapados en esa actitud casi adictiva de la superación personal: bajar marcas, correr pruebas más largas o desafiantes, y todo esto impulsa a cuidar demás aspectos que contribuyan a mejorar la performance: trabajar la fuerza para no lesionarse, descansar lo suficiente para rendir mejor, evitar el alcohol y el cigarrillo, no trasnochar tanto, alimentarse saludablemente y sin excesos dañinos para estar más liviano, etc.
Es una rueda maravillosa WIN – WIN, donde correr nos pone o mantiene en forma, y cuidamos la forma para correr.
Por Carolina Rossi